Desenmascarando el Romanticismo Inútil de los Anti-seductores


En el intrigante mundo de la persuasión y la seducción, nos topamos con un personaje recurrente en la matrix, que proclama con insistencia: “No necesitas acercarte a ellas, deja que sean ellas quienes te persigan”.


Este personaje enigmático, que se multiplica en la matriz en cada estación del ciclo, recita su mensaje con una poesía singular. Esta afirmación cobra vida justo después de que escucha, por primera vez, la historia de las mariposas que, por sí solas, se acercan al jardín que les atrae.


Permítanme relatarles la historia de las mariposas, por si aún no la han oído:


“No persigas a las mariposas, más bien cultiva tu jardín para que sean ellas quienes se acerquen a ti”.


Sin embargo, aunque es innegable que cultivar el jardín puede atraer a las mariposas, la analogía no se ajusta perfectamente al mundo de la seducción por una sencilla razón: las mujeres no son mariposas.


Es una verdad simple y directa: las mujeres no llegan por sí solas. Si necesitas pruebas, simplemente ve a un bar, párate en la barra y observa cómo las mujeres que te atraen rara vez se te acercan por iniciativa propia.


A pesar de que es recomendable “cultivar tu jardín” (una sugerencia con la que no tengo objeciones), no es cierto que las mujeres te perseguirán tan pronto como tengas tu “jardín” en orden.


Muchos hombres caen en la trampa de creer en el romanticismo de los poetas, quienes, con la intención de ganar seguidores, repiten incansablemente la misma frase: “No te acerques a ellas, permíteles que te persigan”.



De esta manera, justifican su temor a acercarse a una mujer en primer lugar.


Atormentados por su ego y atrapados en una jaula de vanidad, no pueden soportar la posibilidad de un rechazo en sus vidas, lo que los lleva a promover sus ideas desafortunadas.


Es en este momento cuando surgen con la idea de enseñar sus teorías a aquellos que carecen de experiencia.


Promocionan su romanticismo ineficaz y exclaman en las redes sociales: “No persigas a las mariposas, espera a que ellas vengan a ti…”.


Decidí escribir este artículo para aclarar mi posición con respecto a estos personajes, para exponerlos y para evitar que aquellos que siguen esta corriente caigan en la trampa de la inacción.


Cultivar el jardín es solo una parte de lo que debes hacer como seductor. Pero no es la única parte. Así como es importante cultivar el juego interno, también lo es cultivar el juego externo.


Las mujeres no persiguen a los hombres, a menos que ya sean codiciados en su entorno y tengan un alto estatus. Por tal razón, si ves a una mujer que te gusta, tu mejor opción es ser un hombre de acción.


El juego interno, según la comunidad, se refiere a la confianza que inspiras. Para desarrollar una confianza inquebrantable, debes enfrentar tus miedos y dirigir tus energías adecuadamente.


El juego externo, por otro lado, se refiere a tu plan de acción.


Ambos aspectos son importantes y complementarios.


Por lo general, estos personajes desaprueban la seducción porque desprecian cualquier cosa que se asemeje a un plan. Sus mentes están pre condicionadas a creer que son las mujeres quienes deben acercarse a ellos, y como resultado, descalifican la seducción como un arte que depende directamente de la acción.


Para respaldar sus puntos de vista, expresan su descontento con la seducción, argumentando que “es mejor ser uno mismo” o que “no es recomendable aprender frases de otros seductores”, afirmando que aquellos que las utilizan pueden parecer “robots”.


El problema con su visión es que, debido a su mentalidad de escasez y su falta de acción, sus mentes los llevan a imaginar a personas repitiendo frases de manera mecánica, lo cual no es necesariamente lo que ocurre.


Cuando un estudiante de seducción aprende frases de un libro de seducción, si su mente está abierta y dispuesta a recibir conocimiento, sus palabras no salen de su boca como un robot. Todo lo contrario, sus conversaciones fluyen con naturalidad y encanto.


Esto está en marcado contraste con lo que repiten los defensores de “no persigas a las mariposas”.


Un verdadero seductor valora el conocimiento, no rechaza la información proporcionada por aquellos que humildemente comparten sus ideas para mejorar sus habilidades en la seducción.


Y, lo que es aún más importante, un verdadero seductor es un hombre de acción.


¿Qué piensas al respecto?


Déjame tu comentario.

 


Esteban Lara
Director EJDLS

2 Comentarios

  • Alberto Vila

    Muchas gracias, y si.
    Realmente funciona.
    Eso si, como tú bien dices: ahí que escoger la forma de seducir que más se asemeje a ti.
    Yo estoy encantado por que sé que un hombre de alto valor y la seducción no se hacen de un día para otro.
    Pero me gusta seguir intentándolo.
    Algún día lo haré tan bien que me habré olvidado de lo que es ser un hombre de poco valor.
    Gracias, gracias gracias.

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